Entre las primeras noticias sobre este animal, se cuenta la historia de un capitán español que había fracasado en su intento de recaudar impuestos entre los indios del Perú y decidió congraciarse con la Reina Juana la Loca reuniendo las pieles necesarias para un abrigo de chinchillas.
El Fondo de Cultura Económica editó en México en 1962 una obra que fue escrita en 1590 por el jesuita José de Acosta: el título es "Historia Natural y Moral de las Indias" y en ese trabajo habla, entre otras cosas, de las chinchillas, a las que describe como animales pequeños como ardillas.
En 1820 llegan al Zoológico de Londres las primeras Chinchilla lanigera y en 1865 son llevadas al Zoológico de Hamburgo, Alemania, chinchillas de la misma especie.
En 1874, Sir John Murray establece en Vallenar (Chile) el primer criadero de Chinchilla brevicaudata, que fue exterminado por animales carnívoros que entraron en las instalaciones.
A principios del siglo XX era tan notoria la cacería indiscriminada de estos animales que los gobiernos de Argentina, Chile, Bolivia y Perú suscribieron un acuerdo en 1910 con el objeto de prohibir la caza y la consiguiente venta de pieles. Se cita como dato que muestra hasta que punto eran numerosas las chinchillas no hace demasiado tiempo y hasta que punto era eficaz la caza de estos animales, que en el año 1899 únicamente de Chile se exportaron 435.000 pieles de chinchilla. En 1918, Mathias Chapman, un ingeniero que trabajaba en Potrerillos, Chile, para la empresa Anaconda Mining Copper Co. obtiene del gobierno de Chile un permiso para criar chinchillas. Pero en 1920 finaliza su contrato, por lo que solicita un nuevo permiso, esta vez para llevarse 12 chinchillas hasta California, EEUU, donde arribó con éxito el 2 de febrero de 1923.
Sin embargo, encontrarlas resultó más difícil de lo que pensó en un principio. De hecho, 23 tramperos tuvieron que hacer diversas expediciones y recorrer enormes distancias durante un periodo de 3 años, de 1919 a 1922, durante el que Chapman sólo pudo adquirir 11 chinchillas que él estimó que eran merecedoras de ser reproducidas. De las 11 sólo 3 eran hembras.
Chapman
realmente introdujo 12 chinchillas en los Estados Unidos, ya que
durante el viaje una de las 11 chinchillas cazadas murió, pero nacieron
2 crías. Casi todo el patrimonio genético de las chinchillas
mantenidas en cautividad en la actualidad procede de estas 12
chinchillas.
Algunas de las once primeras chinchillas de Chapman le
sobrevivieron. Uno de estos animales (el octavo que capturaron y que
fue tatuado por esta razón con el número 8) vivió durante 22 años. Su
edad exacta fue imposible de determinar ya que había nacido en
libertad. Le apodaron Old Hoff (el viejo Hoff), como el herrero alemán
que construyó las jaulas en las que fueron transportadas a los Estados
Unidos.
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